18 de agosto de 2008

Navaja Suiza

Tu cuerpo, roca
y en el cauce del río

me rozaste en caricia.

Tus brazos, árbol
y en el ardiente sol

me encontré en tu sombra.

Tus labios, brisa
provocando en mí, ser trémula hoja.


Tu boca, armario en mi alcoba

y me arrebujo en tus camisas.

Tus ojos, el libro en mi mesilla
lectura en mis noches
en cada palabra un suspiro, en cada coma una pausa,
en cada punto una tregua y mis dedos

trapecistas en el vértice de tus hojas.

Tu piel, la sabana que me cubre
y yo me envuelvo en busca
del aroma que se esconde.

Y tu voz... el manjar de mis oídos.

~~

9 comentarios:

Homeronica dijo...

El amor envolvente de caricias y sosiegos. El amor que se siente a manos versos llenos. Un abrazo. H.

Mónica dijo...

Ah el amor!!!!!!!!

Maria Coca dijo...

Muy bonito!!!!

Mar y ella dijo...

mmmm....estoy tan de acuerdo...contodo más aún con el último versos....su voz manjar para mis oídos....si que si!!

Mariella

Tempus fugit dijo...

Preciosa metáfora visual y conceptual.

besos

monicalvarez dijo...

El cuerpo amado nos inspira múltiples sensaciones,logra que nuestra vida tenga sentido.
Saludos

FDG - El Señor de Monte Grande dijo...

Las sensaciones que nos produce el ser amado, se convierte en nuestro universo.

Un beso desde MG

Anónimo dijo...

O sea, un todo en uno. El amor en su apogeo.

Un abrazo

Lila dijo...

Simplemente precioso...