No hay palabras en sus ojos.
Ni lagrimas en su boca.
Y sus labios, andan cerrados a ellas.
Sus cabellos se cosieron como raíces
en las entrañas de la tierra.
Su piel se esconde como teclas
–unas blancas y otras negras-
en el viejo piano.
Sus manos instan, desafiantes,
a unos dedos trémulos
a la búsqueda de una
melodía para su cuerpo.
Sus piernas son de frío mármol,
yacen, inertes, como losas
del cementerio.
No hay flores, no hay nombre.
No hay lágrimas
No hay ojos
No hay palabras
No hay boca
Yace inerte, y muerto.
*
6 comentarios:
Descanse en paz. ¿Y el beso de una princesa, podría hacer algo?
besos
Me gusta esa mirada de la foto y el encuadre que la hace resaltar. En contra del título, siento que quiere decirme algo.
No sé cómo interpretar estos versos extraños que para mí hablan más de la renuncia que de la muerte.
Por contra, tus comentarios en mi "Almacén" son alegres y cristalinos.
Un abrazo, Tris
Unos versos tristes, pero bellamente expresados.
Gracias por tu visita.
Un saludo.
Me acongojan, la vida es tan bella y la muerte tan oscura.
Un besito
La muerte es la más triste de todas las noches, de todas las palabras...
Besos
Guapisma, que decimos en mi tierra.
Un beso,
Anabel
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