1 de diciembre de 2011

Notificación


Hoy no te sentí a mi lado y aun así, lo hice contigo. El tiempo que me cediste, estuvo lleno de pausas. Y yo, las convertí en treguas.
Y conocí que tu piel era distinta e inteligible para mí, que tu aroma era lejano y desconocido, y ya inaccesible a mi apetito inexistente. Tus ojos eran oscuros  y fríos, y tus labios lascivos de otros sabores.
Pero fueron tus manos, ahora toscas y descorteses, las que, sin ellas saberlo, aceptaron mi ultimátum.*

6 comentarios:

Amando Carabias dijo...

Siempre hay algo que termina por unir las distancias.

Tempus fugit dijo...

Es lo que nos queda en las manos y en el corazón, las cicatrices de los ultimatums.


besos

Angel dijo...

me cogió tu visita cerrando las maletas, pero, ay!, no me pude resistir a abrir de nuevo el PC, y aquí me tienes, susurrándote al oído el murmullo del Sur.

Maria Coca dijo...

Hay que estar siempre alerta a las señales. El cuerpo habla sin palabras.

Un abrazo.

Tesa Medina dijo...

¿Cuando el amado se convierte en un extraño, en qué punto no es ajeno su aroma,su piel...

Y es que cuando no nos quieren como queremos que nos quieran hay que notificarlo.

Un abrazo, Bea-Tris

Anabel dijo...

Textos así necesito. Y a ti también. Te cuento.

Besos,

Anabel