Me gustaba
acariciar tu mirada.
¡Ay, esa mirada!
Mis dedos,
saboreaban su dulzura
y sentían la brisa
de ese bello parpadeo,
Fugaz y sereno.
Me gustaba tanto
acariciar tu mirada,
palparla, manosearla, rozarla…
¡Ay, esa mirada!
Era a mi, a quien acariciaba.
.
8 comentarios:
Qué preciosidad, qué pequeñez encantadora, qué detallismo, es perfecto, no me atrevería a cambiarle ni una coma.
Cada vez mejor (y parecía imposible)
Un besazo,
Paco.
que esquisita forma de analizar la mirada profunda de los enamorados, acariciar tu mirada, una esquisites del verbo...como siempre..
saludos
Lo has bordado otra vez!!!
Besos.
pero luego de mirar....eso ya no nos lo cuentas?...besos
.. me gustó tu texto sútil lleno de delicadeza y ternura..
.. besos desde mis colinas hasta tus parpadeos..
Precioso... lástima que sea en pasado, eso siempre dá un toque de tristeza.
¡Lo que da de sí una mirada acariciadora a los ojos de un poeta!
Ay, esa mirada que es capaz de traer la brisa en un fugaz parpadeo.
Sugerente y delicado.
Besos, Ynarud
Y es así, la mirada: puede decir más que mil palabras. Ya es un tópico, pero sigue siendo muy real.
felicidades por tu poesía.
un beso. Antonio
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