el silencio que tú me profesas.
Como calmo es,
el aire que habita en nuestros cuerpos.
Y ése roble, qué calmo,
apenas se balancea a pesar del fuerte viento,
ése que empuja con empeño.
Calmo es el arraigo
del roble en mi tierra,
aunque profunda es su búsqueda
para ahondar cual semilla.
Es todo tan calmo,
qué puedo oír el descanso de tus párpados
cuando en deseo
ansías devorar mi cuerpo entero.
Qué calmo es, el silencio que tú me profesas.
*
8 comentarios:
Hola:
Se pueden sentir tantas cosas... Un poema donde se escucha el silencio.
Besos.
El corazón sereno que ama... calma el tiempo, atempera las mareas y da paz al alma.
besos
Estupendo poema.
¿Nos vemos esta noche?
Besos,
Anabel, la Cuentista
Y el poema va a juego.
Espléndido.
Besos.
Que belleza......suave....hermosa imagen..
Mariella
A veces el silencio es más elocuente que las palabras.Y hermoso...
Un abrazo
Sige escribiendo ,que mientras vas leyendo el cuerpo se va relajando.besitos,el padrinet
BELLO.
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