23 de julio de 2010

A Ella Siempre le Gustó


Siempre le gustó subirse a los árboles. Vivir en su cabaña y envolver su mundo. Observaba el mundo que bajo sus pies, se empeñaba en apresarla y hacerla suyo. Y ella intentaba mirarlo sin ser vista. Oía las voces que él gritaba, y jamás deseó escucharlas. Huyo de él tan deprisa como pudo, pero ése día, un huracán la hizo suya, sin más resistencia que el propio miedo.
Pero llegó una madrugada que el sudor frío de la noche, la despertó, y con un hálito en su pecho, volvió a oír, el crujir de sus huesos. Se dio cuenta que podía volver a caminar, y decidió subirse al árbol que un día fue suyo y albergó ilusiones de una vida.
Sus pies se balanceaban a merced del viento, y el viento abrazo su árbol cercando su niñez… y aprendió a estar sin nosotros. Y nosotros, apenas nos dimos cuenta.
A ella, siempre le gustó Subirse a los Árboles.
*

2 comentarios:

Tempus fugit dijo...

Siempre hay un árbol... el primero que escalamos, el que nos enseñó el nexo entre la tierra y el cielo, lo vivido y lo soñado... ¡y hay que volver a escalarlo!


besos

Maria Coca dijo...

Qué bonito!!!!!! Y la imagen es preciosa.

Un relato mágico, me encanta.

Besosss