Abandonó el desierto
y se desprendió de la árida arena
que tapaba los poros de su piel.
Tras el salto...
y
En la cúspide del vendaval
siente las olas caprichosas
que irrumpen en la ensenada
azotadas por el viento.
y…
Ella sabe,
que debe abandonarse a su corriente
y atarse a él, como el cabo a puerto.
*
1 comentario:
Bellas palabras, un saludo.
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