a convertirse en estatua de sal.
Enrique Múgica Herzog
A esos besos tímidos
en la oscuridad de nuestra noche.
Músicos callejeros,
espectadores
de nuestro principio.
Notas y letras que llevan consigo
la nostalgia de su origen…
perro fiel
apaciguado reposa
a la vera de su músico,
percibiendo,
cayendo en la profunda nota
de tan bella melodía.
Caricias nerviosas,
sensaciones desconocidas
placeres y despertares
de las entrañas de nuestros cuerpos.
Luces en calles oscuras
que señalan el lugar de nuestro deseo
Frenesí y arrebatos
de instintos innatos,
ansia, afán, anhelo…
cuan bello es el placer de la añoranza,
esa, la que recorre mi cuerpo
un callejón sin salida…, esa… la mujer vestida.
La llamada Añoranza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario