Anduve conduciendo sin destino elegido.
Y sin más, llegué hasta aquí
Y sin más, llegué hasta aquí
la ciudad que pidió mi olvido.
Donde las tardes eran tertulias de humo y café.
Hallé nuestra mesa del ayer
Y mi mano fue caricia en su calidez
Buscando huellas, que un día albergaron presencia.
Mi silencio se oía a pesar del rumor que percibía.
Y mis ojos te buscaron
Como recuerdo en la memoria.
Y mi corazón palpitó.
Al oír de lejos, tu voz.
Un café en tus manos.
Y una palabra en tus labios.
Los amigos a tu lado.
Y tú sonrisa en los labios.
Te veo bien, en el sosiego del tiempo.
Y ése gris en tus cabellos
Me dicen que hace tiempo, me perdía entre ellos.
Mi alma se arrimó
Hallando el roce en la tuya
Y en un mover de tu cuello
Tus ojos vieron mi mirar.
Y mi silencio se hizo eco.
Y tu palabra fue beso.
Busqué con deseo aquel viejo café
Donde las tardes eran tertulias de humo y café.
*
9 comentarios:
siempre nos quedan esos sitios...besos.
Hay lugares que quedan y que, paso a paso, van armando nuestra memoria
Besos.
Maravillosos esos lugares, esos cafés, esas tertulias y esos besos.
Besostambién para ti,
Anabel, la Cuentista
Nunca olvidamos esos lugares y la nostalgia nos lleva de visita de vez en cuando.
Un beso desde MG
Suele pasar,cuando regreso a mi otro pueblo, siempre procuro visitar los lugares que me dejaro grabado, algo en mi corazón.
BESOS, desde esta colina.
Antonio
Tardes de humo y café. Deliciosas tardes que permanecen en el recuerdo.
Me gustó el poema. Logras transmitir las sensaciones de nostalgia del protagonista.
Besoss
Olores e instantes que de la memoria prenden.
Hermosos versos. :-)
Besitos.
Y qué tristeza cuando en su lugar se alza un bloque de oficinas... o una oficina de la Caixa....
besos
El tiempo del recuerdo como humo y café siempre queda prendado en el viento.
Besitos.
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