7 de abril de 2009

El Velo


El espejo le decía
que sus ojos resplandecían
como el fuego ardiente
en mitad de la noche.
Que sus mejillas
tenían el color de la amapola.
Que sus labios
albergaban sonrisas en besos.
Y que sus cabellos
anhelaban caricias.

El espejo le decía,
que la mujer de antaño ya regresó
para mirarse en él…
y dejar de ser, ése mero reflejo
gélido y anónimo.

Y ese velo que se balanceaba sobre su rostro,
perdió su textura, desvaneciéndose
en humareda traslúcida, en neblina al amanecer.

*

8 comentarios:

Anabel dijo...

El renacimiento, la liberación de la crisálida, la transformación.

¡Cuánto puede cegarnos un leve velo!

Muy bien captado el momento, el sentimiento, la victoria del yo, la batalla ganada por la madurez y la seguridad en una misma.

Besos,

Anabel, la Cuentista

thoti dijo...

.. pues me haces pensar que un velo perdido, una claridad más alcanzada..
.. me gustó tu forma de escribirlo..
.. besitos, Ynarud..

thoti dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Mobtomas dijo...

A veces el espejo miente, sabinescamente miente hasta cuando dice la verdad. Otras sólo es la ayuda para comprobar que los velos se pierden y uno ya no es lo de antes. Saludos.

Anónimo dijo...

Casi más que al velo me llea al espejo..., muy buenas imágenes.

Un besazo.

TORO SALVAJE dijo...

Entre el velo y el espejo debe andar la verdad.

Besos.

@Intimä dijo...

Vio la luz con el sol de la mañana.
Besitos :-)

Unknown dijo...

... si tu reflejo ya no es el que era, si no te reconoces en el espejo, suele ocurrir como con los vampiros, no existes en realidad ...

un abrazo