28 de marzo de 2009

Confesión de Pecado


No hay duda en mi fe
por vos.

Tras el salmo de sus palabras,
yo confieso mi culpa,
y en penitencia entre su cuerpo,
me condono de ella.

Cuando usted y yo
perecemos entre sabanas,
nuestros cuerpos renacen entre
rezos de gemidos y
caricias de alabanzas.

Milagro, soy feligresa en su camino.

Cuando sus piernas
se trenzan con las mías,
nuestra piel es púlpito en pecado.

Y ése sudor cálido que alberga nuestra piel
se llena el cáliz de nuestros anhelos.

Cuando sus manos ansían las mías
nuestros cuerpos yacen en crucifijo...

para el tercer día
resucitar,
siendo reencarnación entre sabanas.

Yo exvoto ante usted,
y me confieso en su templo.

7 comentarios:

Anabel dijo...

Me encantan los poemas místicos, los que mantienen muy unidos a la religión y al sexo.

Este lo he disfrutado mucho.

Besos,

Anabel, la Cuentista

Tempus fugit dijo...

¿Cristiano yo? “Melibeo soy y a Melibea adoro y en Melibea creo y a Melibea amo”……

besos

FDG - El Señor de Monte Grande dijo...

Intenso, el cuerpo de los amantes teniendo como religion el amor.

Un beso desde MG

Tesa Medina dijo...

Creo que me haré de esta religión, me gusta su estética su mística y hasta su crucifixión.

Confieso que me ha tentado, poeta, en hacerme creyente con sus versos.

Un abrazo, Ynarud

Anónimo dijo...

De esos pecados me confesaría hasta yo y más si fuera capaz de hacerlo con tus palabras.

Un besazo.

Maria Coca dijo...

Profundo. Mezclas misticismo y pasión como nadie.

Me encantó.

TORO SALVAJE dijo...

Ese si que es un buen milagro.
El más cotidiano y el más deseado.

Besos.