Sé que la muerte nació conmigo,
y fue mi amiga por poco tiempo.
Se adueño de mi sombra en la niñez de un día,
fría y helada sombra
la que anduvo al acecho de mis días
siendo en mi piel, escarcha.
Pero ahora sé, que jamás prenderá ya mi ser.
Pues en tus ojos vi el reflejo de mi imagen,
y tú, a pesar de…
memorizaste cada molécula de mi existir,
y en el transitar de los días me hiciste inmortal
y fue mi amiga por poco tiempo.
Se adueño de mi sombra en la niñez de un día,
fría y helada sombra
la que anduvo al acecho de mis días
siendo en mi piel, escarcha.
Pero ahora sé, que jamás prenderá ya mi ser.
Pues en tus ojos vi el reflejo de mi imagen,
y tú, a pesar de…
memorizaste cada molécula de mi existir,
y en el transitar de los días me hiciste inmortal
aun creyendo que morí.
Última caída al vacío
en el más placentero salto
del que fue, mi noble acantilado.
Última caída al vacío
en el más placentero salto
del que fue, mi noble acantilado.
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9 comentarios:
Los recuerdos nos hacen inmortales un par de generaciones.
Y luego... nada.
Besos.
Genial, me has dejao patidifusa. Amos que me ha encantao.
El primer verso me ha dado de lleno
besazos
Impresionante poema, el placer de la caída está en poder levantarse una y otra vez.
Muy buen poema, un recorrido hasta a fuerza interior de cada uno. Me ha gustado tu forma de versas. Encantada de pasear por aquí.
Un saludo desde mi balcón.
*elisa*
duerme en ti una suicida, o acabas de subir la montaña?...besos
Hay niña,
Siempre hay una vuelta atrás.
Atrás el paso.
No caer.
Un abrazo Bea,
Estel J.
Aunque la muerte es un trance que todo ser humano tenemos que pasar, no me gusta casi nada hablar de ella.
Respeto los poemas que dicen y comentan de la parca, pero soy algo reacio a tocar lo que está predestinado que llegue.
Un beso
La muerte de cada día, al ocaso, nos muestra lo purificadora que puede ser, y a esperarla tranquilamente sentados al borde del precipicio.
besos
El desespero de quien no tiene nada que perder...Impresionante.
Un abrazo
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